Por: Carlos A. Campo. C.C.
Conpi
Primeramente quiero disculparme con los lectores, por
lo torpes que pueden llegar a ser mis letras, espero entiendan un poco la
manera como he tratado de contextualizar un aparte del Conflicto Colombiano, y
porqué considero necesario decir Sí este 2 de Octubre.
Muchos colombianos a lo largo de los más de sesenta
años de Conflicto Social y Armado hemos sufrido directa e indirectamente las
atrocidades de la guerra, algunos más que otros, pero al fin y al cabo
perdiendo todos como país.
El caso de los Pueblos Aborígenes y Ancestrales, y de
las comunidades Afroamericanas y Palenqueras es aún más complejo, puesto que la
guerra se remonta a la época de la mal llamada “Conquista y descubrimiento de
América” que fue en realidad una invasión desmedida llena de terror y odio
hacia los “Salvajes” como nos denominaban. En este apartado hablaré de mi
experiencia como víctima directa del conflicto armado.
Muchos de los que habitamos en el casco urbano de
Caldono en el Cauca, hemos nacido en medio del conflicto y hemos sentido en
carne propia el miedo que despiertan los tatucos, los cilindros bomba, las
ráfagas de fusil y los bombardeos de helicópteros black hawk cuando nuestro
pequeño pero azotado pueblo era objeto enfrentamientos armados. En numerosas
ocasiones, en lugar de mi madre fueron los cilindros bomba los que irrumpieron
mi sueño, ese sueño que se endurece cuando no se quiere ir a la escuela pero
que se quita instantáneamente cuando retumba la casa y se escucha la orden de
mis papás diciendo “métase debajo de la cama” como si meterse debajo de ella
evitara que un tatuco cayera sobre la casa y acabara con todos o una bala
cegara la vida de alguno de los míos, ese sonido terrorífico de la explosión
era sin duda alguna el inicio de un enfrentamiento que bien podía durar de uno
a dos horas, como podía durar todo el día entre cruces de balas y explosiones
por todo el pueblo. No son muy alejadas de hecho, las comparaciones que
hicieron del Cauca con Afganistán.
Conservo imágenes mentales intactas de civiles,
guerrilleros, policías heridos y muertos sobre las calles, de compañeros de
escuela que estuvieron al borde de la muerte, pero a quienes la vida misma
decidió darles una segunda oportunidad. Escapar de la muerte no es fácil y
menos cuando la guerra está acechándote por la espalda, tener la muerte a tus
narices es como cuando te encuentras recibiendo clases y el zumbido de un
cilindro que cae a escasos 20 metros del colegio donde estudias, que para
fortuna nuestra no estalla advierte el inicio de otro episodio de “agachen sus
cabezas y arrímense sobre la pared”
No es fácil vivir en medio del conflicto, estar en una
guerra que no nos pertenece pero que nos está afectando es absurdo, pero es
real.
Sin embargo pese a este cruento escenario y muchos
otros episodios que prefiero no contar para minimizar un poco el terror de la
guerra, he respaldado en calidad de joven indígena y habitante del Municipio de
Caldono-Cauca el proceso de Paz y los acuerdos pactados en la habana, que
recientemente fueron ratificados en Cartagena de Indias el 26 de Septiembre en
un acto protocolario bastante esperanzador.
Las razones son muy visibles a la luz pública: una
reducción considerable de las incursiones guerrilleras desde que iniciaron los
diálogos entre Gobierno y FARC-EP al punto que hace más de tres años dejaron de
escucharse balas y explosiones en el casco urbano, la economía local se ha
fortalecido (se crean más locales comerciales) y se abre el espacio al progreso
de la región, las personas que en algún momento abandonaron Caldono por los
horrores de la guerra hoy regresan con la esperanza de tranquilidad para sus
vidas.
Difiero de algunos aspectos acordados en la Habana,
¡Por supuesto que sí!, pero son más las ventajas que las desventajas las que
representa el fin del conflicto en Colombia. En tal sentido y esperando haberme
hecho entender, invito a todos(as)
los(as) colombianos(as) a que votemos por el Sí este dos de Octubre,
para que así conjuntamente construyamos la Paz con Justicia Social que tanto
anhelamos, porque hay algo innegable y
es que no basta con decir SÍ, hay que construir el SÍ para la PAZ que tanto
anhelamos. Es muy fácil hablar de guerra desde la Comodidad de sus casas, pero
es muy difícil vivirla, y es precisamente por esta razón que los citadinos
deben apoyarnos para que los que vivimos todos los días con la guerra encima,
tengamos por fin esa tranquilidad que no conocemos pero que hemos venido
experimentando a lo largo del proceso de Paz.
Finalmente quiero dejar algo en claro: las y los
Colombianos debemos entender que la firma de acuerdo no significa la
consecución de la PAZ de manera instantánea sino la oportunidad de crear una
realidad nueva que nunca hemos experimentado: El de una COLOMBIA EN PAZ. Si bien
las FARC-EP Son una de las Guerrillas Latinoamericanas más grandes y viejas que
existen en el mundo, el cese de hostilidades bilateral y definitivo que se
acordó con esta guerrilla es un avance significativo en la construcción de la
COLOMBIA EN PAZ
La PAZ no es Ni
del Gobierno ni de las FARC, la PAZ es del Pueblo y es el Pueblo quien la
Construye, hay mucho por hacer querida Patria.
Por: Carlos A. Campo Ch, Comunero del Resguardo indígena San Lorenzo de Caldono y Estudiante de la Universidad del Valle Sede Norte de Cauca
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